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ENTREVISTA - ASÍ ES EL EQUIPO DE PLANO A PLANO

“EL TRABAJO DE DIRECTOR DE PRODUCCIÓN ES MUY BONITO, AUNQUE NO SALGAMOS EN LAS PORTADAS. PREPARAR UNA COSA, PENSAR CÓMO LO VAS A HACER… TENER LA SUERTE DE PODERLO HACER Y QUE TE SALGA BIEN ES MARAVILLOSO”

“UNA VEZ DIMITÍ, AUNQUE LO HICE A LAS 12 DE LA NOCHE Y A LAS 9 DE LA MAÑANA DEL DÍA SIGUIENTE YA HABÍA VUELTO AL TRABAJO”

“PARA QUE HAYA UN BUEN GUIÓN, TIENE QUE HABER UN BUEN MALO, PUES IGUAL EN EL CASO DE LA PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL Y A MÍ ME TOCA SER EL MALO. ES MI PAPEL Y LO ENTIENDO”

“LO NATURAL ES LO BONITO Y LO QUE PROPORCIONA CALIDAD. AHORA NO VALE CUALQUIER COSA Y DEBES TENER UNA CALIDAD ENORME. ANTES UNA BUENA COMEDIA LA HACÍAS EN CARTÓN PIEDRA, AHORA TIENES QUE HACERLA BIEN, CON LA CALIDAD COMO ABANDERADA”

Málaga, 21 de mayo de 2021 

Entrevistamos a David Jareño en Málaga, en el patio central de la antigua tabacalera de la ciudad, construida en los años 30, y uno de los lugares donde hoy se ubican parte de los decorados y sets de grabación de la segunda temporada de Toy Boy. Su director de Producción nos habla de la profesión y de cómo han cambiado los tiempos.

P: Suelen decir de ti que eres uno de los directores de producción más solventes, ¿se te da bien eso de no desperdiciar ni un céntimo?

R: El truco está siempre en preparar todo muy bien. Hay un proverbio que dice: “A pieza ensayada, no hay músico malo”. Pues esto es lo mismo, si te lo preparas bien y te organizas bien, tienes muchas posibilidades de poder cuadrar. En cualquier caso, independientemente de los números y las cuentas, el trabajo de director de producción es muy bonito, aunque no salgamos en las portadas. Preparar una cosa, pensar cómo lo vas a hacer… Tener la suerte de poderlo hacer y que te salga bien es maravilloso.

P: Sobre todo ahora en época de pandemia en la que los costes de producción se han visto incrementados, ¿no es así?

R:  Es cierto, en tiempos de pandemia se hace más complicado cuadrar. El problema es no poder controlar los tiempos. El tiempo es lo que se traduce en dinero y con la pandemia los tiempos son otros. Estamos continuamente aprendiendo sobre la marcha, deprisa y corriendo, pero la verdad es que no va tan mal como imaginaba, aunque siempre con un toque de suerte.

P: Los costes de producción se ven también incrementados cuando la producción está deslocalizada… Sin embargo, tú eres ya un experto en producciones fuera de Madrid (Sevilla, Euskadi, Benidorm, Málaga, etc.). ¿Qué es lo más importante a tener en cuenta en estos casos?

R: Producir una serie fuera de Madrid es más complicado. Se suele contratar gente local de la zona, personas que no controlas de inicio, no conoces sus perfiles y, por eso, siempre hay un poquito de riesgo. Por el contrario, en Madrid es habitual conocer a los equipos de antemano, sabes la calidad que tienen y hasta dónde puedes estirar.

P: Ahora estás rodando la segunda temporada de Toy Boy en la Costa del Sol malagueña. A nivel de producción, ¿qué ventajas e inconvenientes destacarías de esta zona?

R: Podríamos haber grabado en otro sitio. Incluso grabar interiores en Madrid y algún exterior que pareciese la Costa del Sol y utilizar efectos digitales a posteriori, pero lo suyo es hacerlo aquí. El mar, la playa y la gente aquí se mueven de verdad, no de forma digital y eso se nota muchísimo en la calidad.

P: En el aterrizaje de la producción aquí ha sido muy importante el contacto con la Málaga Film Office, así como con las entidades locales y ayuntamientos de los diferentes municipios en los que se graba. ¿Cómo está siendo esa colaboración?

R: Por suerte, en las dos últimas series que he hecho, aquí en Málaga y en Benidorm, sus ‘film offices’ me han impresionado mucho para bien. Y es que, dependiendo del lugar, su trabajo es bastante desigual, pertenecen a los departamentos de Cultura, Turismo, pero la mayoría de las personas que ahí trabajan no entiende los ritmos y los tiempos de un rodaje.

P: Y en cuanto a los géneros, ¿qué diferencias a nivel de producción se pueden encontrar entre una comedia y un thriller, por ejemplo?

R: A nivel de géneros, la producción de un thriller o de una comedia es bastante parecida. El problema se da con diferencia en las series de época. Cuando te metes en una ficción de época, los tiempos son otros, las calidades, los equipos… No es lo mismo un equipo de decoración de una época actual, integrado por 10-15 personas, que el de una serie de época, donde tienen que ser cerca de 40 personas. Además, a la hora de grabar, grabas muchos menos minutos por día. Todo lo que sea época requiere mucha más preparación, un ejemplo son las calles de una ciudad, no se pueden ver los cables, hay que cambiar el asfalto, etc. Es otra técnica y eso hay que saber entenderlo.

P: ¿Y qué te gusta más? ¿Hacer cine o series de ficción?

R: Actualmente no puedo elegir, porque las series son cine. Antiguamente, cuando producías una serie, te metías en un plató y no salías de ahí. Para mí eso era una lata y perdía ese toque aventurero que tienen los exteriores de una película. Sin embargo, ahora no existe esa diferencia, se producen series con la misma técnica y calidad de una película.

P:  ¿Cuál dirías que ha sido tu producción más difícil de dirigir hasta la fecha?

R: Hice una peli que se llamaba “El corazón de la tierra”, no había mucho dinero para hacerla y sufrí mucho. Es la única vez que dimití, aunque lo hice a las 12 de la noche y a las 9 de la mañana del día siguiente ya había vuelto al trabajo, pero, sí, quizás sea la única vez en mi vida que me haya visto superado. Al final, aunque la película no funcionó, el resultado fue bueno.

También tengo experiencias muy bonitas. Por ejemplo, cuando grabé con Almodóvar “Mujeres al borde de un ataque de nervios” me lo pasé muy bien. Trabajé como un bellaco, pero me reí y lo disfruté muchísimo.

P: ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la producción audiovisual? 

R: Llegué al sector a través del mundo de la decoración. Tenía un vecino que hacía decorados y empecé a trabajar con él. De ahí pasé a la regiduría y, poco a poco, me fui metiendo en producción. Antiguamente, los regidores eran más de producción que ahora, más metidos en el ámbito de la decoración. En mi época, partías de la regiduría y te metías en producción.

P: ¿Y cómo han cambiado los tiempos? ¿Algo que haya dejado de hacerse o que hayan cambiado sus formas?

R: El sector de la producción audiovisual ha evolucionado mucho y lo que le queda… Ahora tratamos siempre de trabajar en lugares reales y con luz natural, intentamos no engañar con decorados que cambian el día por la noche. Lo natural es lo bonito y lo que proporciona calidad. Ahora no vale cualquier cosa y debes tener una calidad enorme. Antes una buena comedia la hacías en cartón piedra, ahora tienes que hacerla bien, con la calidad como abanderada.

P: En el terreno personal, ¿eres capaz de ver una serie sin las gafas de director de producción para disfrutar únicamente de las tramas?

R: Ahora sí, pero durante toda mi vida, no. Como ya soy mayor, ahora veo una serie dos veces y una de ellas lo hago por puro divertimento, me relajo y la veo bien. Es una enfermedad lo que tenemos (risas). No sabemos separar lo laboral del gusto personal.

P: Y dinos, como director de producción, ¿cuánto tienes que ceder ante los deseos/peticiones de directores y guionistas?

R: Hay directores, sobre todo de cine, que imponen mucho, y se termina haciendo en su mayoría lo que ellos quieren. Luego hay directores que son más realizadores, que son quienes hacen las series y que van más de la mano de una productora y, entonces, la productora puede defender mejor ciertos criterios. El tema es que, igual que desde la producción tienes que entender un poquito de guión o de dirección, habría que obligar a los directores a que también entiendan la economía de la producción.

Es algo que se debería hacer más, que todos los departamentos fueran de la mano y entender cuándo hay más medios y cuándo hay menos y que no sea el director de producción siempre el malo, es algo que me gustaría, pero creo que no lo voy a conseguir nunca.

Seguiré siendo el malo necesario. Y es que, insisto: para que haya un buen guión, tiene que haber un buen malo, pues igual en el caso de la producción audiovisual y a mí me toca ser el malo. Es mi papel y lo entiendo.