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ENTREVISTA - ASÍ ES EL EQUIPO DE PLANO A PLANO

“LA TECNOLOGÍA PUEDE AVANZAR MUCHO Y HACER MÁS SENCILLO EL PROCESO, PERO PARA CONTAR HISTORIAS SIEMPRE HACE FALTA LO MISMO: LO IMPORTANTE ES ENCONTRAR O INVERTIR EN TALENTO”

“AQUÍ HAY QUE EMPEZAR DESDE ABAJO, CON UNA DISCIPLINA Y CON UNAS GANAS DE APRENDER A TODA COSTA QUE NO TERMINO DE VER EN LA GENTE JOVEN”

“ME PREOCUPO EN HACER LAS COSAS CON MUCHO CARIÑO, PONGO MUCHO DE MÍ EN CADA PROYECTO”

Madrid, 29 de abril de 2021 

P: ¿Cómo fueron tus comienzos profesionales?

R: Empecé a trabajar en un estudio de música, pero no era lo que realmente me gustaba así que, en cuanto tuve oportunidad de trabajar en una productora, me cambié. Curiosamente, César Benítez era uno de los productores. Así empecé a hacer cine y televisión, mi primer título fue “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”. Unos años después, por cambios en la productora, el montador de imagen (Guillermo Represa) y yo montamos por nuestra cuenta Filmigranas. Más adelante, mi socio lo dejó y pasó a ser un estudio de Postproducción de sonido solamente. 

P: ¿Y la relación profesional con César Benítez ha durado hasta nuestros días entonces?

R: Continué trabajando con César en casi todos sus proyectos, en la etapa de Boca a Boca. Me ayudó muchísimo en una etapa difícil y le estaré eternamente agradecido. Tras su pausa en la producción, nos reencontramos con “El Príncipe”, ya en Plano a Plano, y aquí seguimos trabajando juntos y colaborando en esta nueva etapa de Filmigranas.

P: ¿Cuántas películas tienes a tus espaldas?

R: Uf, no lo recuerdo con exactitud, pero cerca de doscientas. Buenas, malas y de todo (risas).

P: ¿Cuál sería la nota diferenciadora de tu trabajo frente al resto?

R: Siempre me preocupo en hacer las cosas con mucho cariño, pongo mucho de mí en cada proyecto. Y tengo una máxima: o me lo paso bien haciendo lo que hago, me llevo estupendamente con la gente con la que trabajo y estoy contento… o prefiero no hacerlo. Y luego, bueno, creo que parte de nuestro éxito radica en que no queremos ser grandes y que aquí no vale todo, es mejor ser un zapatero de barrio y cuidar mucho lo que estás haciendo. Eso como negocio no sea probablemente lo mejor, pero llevo treinta años con esto así que algo estaré haciendo bien.

P: A la hora de buscar sinergias con tus clientes, tu relación más directa es con el director ¿es así?

R: En los proyectos tienes que decidir si estás a favor del director o a favor del productor, eso siempre pasa. Yo siempre voy con el director, salvo que el productor sea muy productor, quiero decir que la historia sea de él. Yo voy con el que quiere contar la historia.

P: Háblanos de tu formación. ¿Qué es necesario para llegar a donde has llegado tú?

R: Empecé Ingeniería de Telecomunicaciones, pero rápidamente me di cuenta de que me estaban preparando para ser directivo de una empresa de Teleco, así que le dije a mi padre que sentía mucho lo que había invertido en mí, pero que no quería seguir. NO fue ningún problema y me apoyaron como siempre. Me matriculé en una escuela privada de Sonido y allí estuve formándome durante dos años. Entonces era lo único que había, ahora las cosas son distintas: un chaval quiere estudiar lo que sea y encuentra en Internet un montón de sitios o lo puede hacer online, pero entonces era muy difícil acceder a una formación tan específica. Y bueno, de ahí a trabajar y echar horas, que es la mejor forma de aprender esta profesión.

P: Has mencionado que ahora los jóvenes tienen una oferta educativa mucho más amplia y más facilidades. ¿Esto se traduce en un mayor nivel de la gente que se incorpora al mercado laboral en tu sector?

R: Siento decirlo, pero creo que algo se está haciendo mal. No sé si es que se está enseñando mal o qué está pasando… pero lo cierto es que las personas que se incorporan a esta profesión salen de las escuelas diciendo: “Yo soy, yo soy, yo soy” y quieren ya trabajar de lo que dicen que son y cobrar de lo que creen que son, pero no son ni el principio de lo que tienen que ser. Aquí hay que empezar desde abajo, con una disciplina y con unas ganas de aprender a toda costa que no termino de ver en la gente joven. A ver… esto que voy a contar ya no se hace porque ahora todo es digital… pero antes para grabar tenías que encender la máquina, limpiarla, ajustarla, limpiar los cabezales y todo eso te servía para, además de tener una disciplina, ayudarte a entender cosas que ahora en las escuelas se dan por entendidas, pero que no es así. Aunque el proceso sea digital, hay que entender y comprender los principios de las cosas.

P: Con ese panorama te costará, por tanto, encontrar a gente con el nivel y la actitud necesaria.

R: Me cuesta muchísimo encontrar a gente, sobre todo a gente con profesionalidad y responsabilidad. Porque luego está la opción de contratar a alguien ya formado y con experiencia, pero no necesito otro yo, necesito alguien que ayude y complemente. Algún día también necesitaré un yo, pero por ahora me gusta a mí hacer mi trabajo y puedo… 

P: ¿Cómo es tu equipo?

R: Bueno, además de mi hermana, que se encarga de la Producción, trabajo con Jaime Fernández, que es el mejor editor de diálogos que hay en España, estoy convencido de ello y lleva conmigo desde 2005/2006. Empezó muy verde, pero tenía la actitud de la que antes te hablaba: muchas ganas de aprender, un sentido de la responsabilidad encomiable y un cariño al hacer las cosas que hoy en día ya no se encuentran. Porque, otro de los fallos que encuentro en la gente que está empezando es que son incapaces de ver su trabajo como una parte de una obra completa. Al final, tienes que tener esa concepción de la película que te lleva a pensar que para hacer tu trabajo es importante la fotografía, la historia, lo que dice el actor, lo que pasa con la luz y la música, la figuración… y que tú eres uno más que tiene que aportar su grano de arena para contar una historia.

P: ¿Cómo es el proceso de montaje de sonido? ¿Cuándo empieza tu trabajo? ¿A partir de la lectura del guion?

R: Yo no me leo jamás el guion. Y lo hago así porque, si no, hay algo que me pierdo y que es ver la película por primera vez como espectador. Si me he leído el guion, esa mirada fresca de “primera vez” no la tendría. Cuando veo la película es cuando me imagino las cosas que luego acabo poniendo, pero para que eso suceda tengo que haberla visto por primera vez sin saber nada de la historia. Sé que queda mal decirlo y, además, para hacer presupuestos es horrible, pero salvo en casos que haya cosas concretas que necesite saber, prefiero no llevar ideas preconcebidas. Yo empiezo con la peli o la serie cuando está ya rodada y montada. Me siento a hacer un primer visionado con el director y él me va contando todo lo que no es obvio. En base a eso, empezamos con el proceso: por una parte, la edición de diálogos, que es lo que hace Jaime y que, aunque es una cosa mecánica y evidente, hacerlo bien es muy difícil. Tiene que ir empalmando, quitando ruidos e igualando fondos.

Yo, en paralelo, comienzo lo que ahora llaman diseño de sonido que es toda la ambientación, los efectos especiales, etc. Por otro lado, y también a la vez, se hace lo que se llama efectos sala, que es el famoso “ruidero”: los pasos, los golpes, el sonido de la ropa y todo eso. Todo el material lo recopilo yo y hacemos la premezcla. El último paso es la mezcla final que siempre se hace con el director para ir cerrando todo.

P: ¿De cuánto tiempo estamos hablando para todo el proceso?

R: Una película media puede estar en ocho semanas de montaje (diálogos y efectos), dos o tres de premezclas y una semana de mezcla final.

P: ¿Se trabaja de forma exclusiva con cada proyecto o podéis simultanear?

R: Lo suyo es hacer las cosas de una en una lo que pasa es que es imposible, así que casi siempre simultaneamos. Nos organizamos y, si hace falta, se contrata a más gente, aunque tengo que confesar que lo mío lo hago yo siempre: no soy capaz de delegar.

P: Por lo que hablas parece un trabajo, además de con un punto artesanal, muy solitario.

R: Así es. La verdad es que a mí no me ha visto montar nunca nadie, salvo Jaime claro.

P: ¿Cómo ha afectado la llegada de las plataformas a tu sector?

R: Han cambiado mucho los estándares de calidad. Antes de su llegada estaba muy diferenciado cine y televisión, ya que en ésta última la calidad de sonido era muy básica, por decirlo de alguna forma. Ahora, cuando te hacen los famosos QC (Quality Control), las exigencias te obligan a ser igual de meticuloso en cine que en televisión. Ahora hay más tiempo y dinero: hace unos años decías que necesitabas tres semanas para hacer un capítulo y te decían que tenías tres días… ahora estamos un mes por episodio. Ten en cuenta que Netflix, por ejemplo, estrena en simultáneo en un montón de países distintos y en muchos idiomas y tienes que entregar el material de tal forma que en cada territorio solo haya que doblarlo, meter las voces y que el resto de sonido sea igual en todas las versiones. Eso te exige que la mezcla esté en unos niveles adecuados, que los ambientes y efectos sean exactamente iguales.

P: ¿Y antes no era así?

R: En absoluto, antes si un actor iba hablando y corriendo a la vez, en la banda internacional no había pasos ni ningún sonido externo. Y bueno, ahora todos trabajamos con Dolby Atmos, con todo lo que enriquece: no es lo mismo poner un mar que suena en dos altavoces que poner un mar, unas olas, un pájaro que suena por delante y otro por detrás, etcétera.  Y todo eso es tiempo.

P: ¿Y el espectador? ¿Es ahora más exigente al invertir más en televisiones con grandes sistemas de audio, etc.?

R: Bueno, no tengo yo tan claro si todo el mundo tiene realmente esos equipos en casa… Pienso que eso solo pasa en las grandes ciudades y que, aun teniendo un pedazo televisor, muchas veces acabamos en pleno verano viendo la serie en el cuartito del sótano o en la tablet, así que no podemos contar con que se va a escuchar en unas condiciones muy top. Nosotros siempre cuidamos que en la peor de las condiciones suene lo mejor posible, porque será la mayoría de los casos. Lo que sí sucede con respecto a la exigencia de la gente es que, con los videojuegos, las plataformas…, la gente está acostumbrada a escuchar cosas que están muy bien, así que se dan cuenta enseguida cuando algo no es bueno. Hoy en día un producto te puede gustar más o menos, pero con la calidad no puedes jugar. Y bueno, en España hay que reconocer que, además de ser muy competitivos, somos muy buenos.

P: Y el sector está en auge como nunca. Suponemos que la tuya es, por tanto, una profesión de futuro.

R: Así es, todos estos canales nuevos que tenemos ahora hay que llenarlos de cosas, pero la verdad es que no sé dónde están las personas. Me refiero a mi profesión. Yo gastaría menos en cacharros y más en gente, en talento.

P: ¿Qué quieres decir?

R: La tecnología puede avanzar mucho, pero para contar historias hace falta lo mismo siempre, lo importante es encontrar o invertir en talento. La tecnología puede hacer más sencillo el proceso o enriquecer la experiencia, pero el proceso creativo es siempre el mismo.

P: ¿Qué importancia tienen para ti los premios a tu labor que has recibido en tu vida?

R: En realidad no tengo tantos, parece que tengo más porque soy el hombre más nominado del mundo, pero Goyas, por ejemplo, solo tengo uno. Pero respondiendo a tu pregunta, no soy muy amigo de los premios.

P: Hace escasos meses habéis inaugurado la nueva sala de sonido con certificación Dolby Atmos. ¿Podrías hablarnos de ella?

R: Es una sala de mezclas que está pensada para cine y televisión. Tiene un tamaño muy polivalente y la acústica es perfecta. En lo que se refiere a la respuesta, tiene una curva muy plana, cubre todas las necesidades de Dolby y el sonido en graves y agudos es muy fiel. Nunca vas a oír nada así en otro sitio. Es la herramienta perfecta para hacer sonido que funcione en todos los entornos. También está acondicionada para grabar, para hacer doblajes y la escucha es toda Dynaudio y la mesa, una S4 de Avid.